Irreflexiones...

La irreflexión es una inconsciencia, un acto reflejo, una efímera emoción... es no pensar, sólo sentir, sólo expresar sin compromiso con la verdad o la razón.. Es espontánea, repentina y volátil sabiduría -y cuyo sinónimo es ignorancia- que surge en un segundo para luego impunemente desaparecer, sin detenerse a observar los estragos que provoca...

sábado, 4 de julio de 2015

Ésta noche...

En birmano se dice yanaeny, en alemán heute abend, los románticos italianos dicen stasera, y los franceses ce soir. En inglés la palabra es tonight, en zulú, ebusuku, y si el esperanto hubiera tenido éxito, hoy todos diríamos ĉinokte (A saber cómo se pronuncie eso).
No es que sea ni pretenda ser políglota. Es que nunca, como ayer, esperé con tanta ilusión que llegara la noche. Ella me miró diferente… había promesa en sus ojos, y hasta travesura cuando me dijo “ésta noche… ésta noche si…”

Yo me quedé sin saber que decir, ella se acercó sonriente y me susurró al oído “Hoy por la noche vas a conocer mis secretos, los lunares que tanto querías ver, y hasta puede que un poco más… ¿quieres?”
Y todo el día anduve como con taquicardia, sólo la veía y no podía controlar los latidos de mi corazón, y no sólo eso… estuve más excitado que nunca que recuerde. Quería brincar de alegría y gritar qué ésta noche al fin haría realidad un sueño, para que el mundo escuchara y supiera en su idioma lo que mi alma tenía para decir.
…Y llegó la noche, el esperado momento. En la intimidad de su femenina recámara, al principio nerviosos los dos, sin saber empezar, nos tomamos la mano. Nos miramos y fue como si nos hubieran dado una señal. La promesa que había en sus ojos dejó su lugar al deseo, y nos abrazamos y nos besamos, y nos quitamos la ropa, y ahí estuvimos casi toda la noche, conociendo nuestros caminos y nuestros recovecos… no queda espacio en el universo para contener un relato de las sensaciones que conocí en esas horas…
Ya es el día siguiente… Ayer la palabra en mis labios era “ésta noche”, hoy ya sucedió… en medio de la alegría y el dulce sabor que aún conservo, queda una incertidumbre: ella… ¿también fue feliz? ¿Ella sintió anoche lo mismo que yo, o al menos algo aproximado? ¿Qué tal si la decepcioné? Al final no soy sino un hombre común, que nunca antes se había preguntado estas cosas ni había sentido -como anoche pasó- la necesidad de llevar a su dama al orgasmo…
Ahí llega ella… no sé si atreverme a mirarla… ¡se ve tan hermosa…! Viene directo hacia mí, fresca y radiante.Lo que sus ojos revelan hoy ya no es promesa:. Percibo en sus ojos una expresión de paz, de "te quiero", acompañados aun de travesura y de deseo, los mismos de ayer...
La palabra en mis labios ayer era “ésta noche”, y de sus labios hoy brota la suya: “¿Cuando lo repetimos...?"

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