Fue un dia difìcl en la oficina: junta de revision de resultados, entrevistas con aspirantes, negociaciones con clientes, tener que despedir a alguien... sólo quería llegar contigo, abrazarte, dormir...
Tu estabas esperándome, traías puesta una camisa mía y mirabas la tele... cuando me oiste llegar fuiste a la cocina y volviste a la recámara co un tarro, justo cuando yo entraba. me diste un beso breve, me invitaste a sentarme junto a ti y me diste masaje en el cuello, en la espalda, despues de quitarme la camisa.... ¿cómo adivinas, sin que yo lo diga, lo que necesito? Me miraste a los ojos y como si fuera nada me preguntaste:
-¿quieres chocolate?-. Me incorporé y busque con la mirada el chocolate... al no encontrarlo volví hacia ti mis ojos... lo percibí al instante: había deseo en tus ojos, y el chocolate ofrecido era un líquido en el tarro... metiste tus dedos indice y anular, los mojaste ahi y los dirigiste a mi boca... pero antes de que pudiera probarlo retiraste tu mano y pusiste el lìquido en tus labios... era una invitación que gustoso acepté, probé a un tiempo el chocolate y tu miel... ya no hubo necesidad de preguntas, pronto descubrí que bajo la camisa que portabas no había más que piel anhelante, excitada, húmeda...
A partir de ahi tu mano y la mía una y otra vez desaparecían en el tarro para luego, impregnadas, dirigirse alternativamente a distintas partes de tu cuerpo y el mío: eran invitaciones mudas a explorar... yo te ofrecí mi cuello, tu me regalaste tus pechos... en algún momento acercaste tu mano a mi boca y yo bebí hasta dejarla limpia.. cuando mire tu carita, eras la expresion de la lujuria... pusiste chocolate en tu monte de Venus, y éste escurrió hasta tu gloria... ¡no podía perderme de eso..! y bebi, bebí, bebí.... Tu cuerpo temblaba, te retorcías de placer... el tarro quedó en el olvido.... abriste tus piernas, y estabas a punto de suplicar... no hubo necesidad, porque yo estaba a punto de reventar...
Quedaba en tu cuello y en tus labios el gusto amargo y dulce del chocolate, aderazado con tu esencia... un manjar celestial.... Mis caricias provocaban reacciones en toda tu piel, transpirabas y la mezcla resultante era una exótica invitación al cielo y al infierno.... Imposible contener mi fuego: Te hice mía poniendo toda el alma en cada movimiento, en cada beso, mientras tú te abandonabas al placer... Mi sexo estaba bien adentro y hubiera querido en ese instante partirte en dos para meterme todo y quedarme ahi.
El tarro se regó en las sábanas llenándonos de aquel oscuro líquido que nuestras manos esparcían por nuestros cuerpos en el justo momento en que nadabamos en un mar de ardiente placer... ¡qué espectáculo..! era grandioso ver como te estremecías bajo mis brazos mientras mi alma, mi mente, mi corazon, mi vida entera se vaciaban dentro de ti...
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